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11.03.2022
Proyecto final: La Casa de la Palmera

El 11 de marzo de 2022 entregamos el proyecto más importante del curso y probablemente el proyecto más desarrollado y dedicado que muchos de nosotros hemos hecho desde que entramos en la carrera. En estos meses de trabajo y pensamiento continuo he conseguido aprender muchas cosas y he descubierto facetas que hasta ahora desconocía, razón por la cual estoy realmente contento con mi entrega. Eso sí, siempre se pudo haber hecho algo mejor o de más, pero eso lo intentaré trasladar a futuros trabajos.

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Antes de pasar a la presentación de las láminas del proyecto final me gustaría hacer un pequeño recorrido crinológico por la libreta que he utilizado de apuntes y de desarrollo del trabajo hasta el último día, destacando las páginas más importantes. 

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Una de las cosas que me he dado cuenta que sé hacer y que me sirve muchísimo es dibujar y pensar haciéndolo en mi libreta. En realidad, hasta principios de tercero lo hacía casi por fuerza mayor en muchos proyectos o sólo en casos en los que necesitaba algo de "boceto" que añadir, por pena que dé decirlo, pero era así. En este proyecto ha sido al contrario: necesitaba de estar continuamente dibujando en la libreta para avanzar, sobre todo en cuanto a dibujos espaciales o compositivos. De no haberlo hecho creo que el proyecto hubiera sido mucho peor y habría aprendido mucho menos, porque dibujar cosas que no conoces te obliga a plantearte cómo son y averiguarlo investigando [cosa que no quita que sigan estando mal, vaya].

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Sin más y ya con un poco de desarrollo previo, finalmente me lancé a maquetar todos mis planos y plasmar en diez láminas A1s (uf) todo lo que había hecho en los últimos meses. No voy a negar que la última semana antes de la entrega lo pasé francamente mal porque todo lo que tenía hasta entonces eran planos que faltaban por desarrollar y muchas cosas que mentalmente sabía cómo eran pero no estaban dibujadas. Es decir, tenía que trasladar todo lo que tenía en mi mente y era definitivo a dibujos en cuestión de días. Pero un capuccino y un poco de músico lo hacían más ameno. Además, que en verdad fue divertido y bien contentó me quedé (esto... porque salió bien, si no...). 

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A mí maquetar me encanta. Intento buscarle a alguna gracia más allá de dejar caer unos pocos planos encima de una lámina blanca de tamaño regulado. A veces me arriesgo más o a veces menos. En esto caso decidí simplificar (la simplificación generalmente es una buena baza a jugar si tienes poco tiempo y quieres acertar). Me planteé primero qué quería exponer en mis láminas, independientemente de mis planos ya desarrollados. Es decir, el concepto en sí de mi proyecto. ¿Qué era? ¿Qué tenía que ser explicado? ¿En qué orden y por qué? 

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Mmm... A mí hay una cosa que no me gusta nada a la hora de presentar un proyecto y es aquel en el que al girar la portada (si es que tiene), de repente, ¡te aparecen las plantas! Vale, ¿y? ¿de dónde sale eso?. Pues básicamente eso es lo que quería NO hacer. Así que opté por darle bastante peso a la introducción y explicación previa. Además, este proyecto invitaba a hacerlo. Esto significaba dedicar largas horas a plantear dibujos de apoyo y elementos gráficos que sustentaran esta narración. ¡Narración! That's the word, yep. Ahí fue cuando caí en que mis láminas debían ser una narración continua. Una mezcla entre cronología y desarrollo proyectual. Gráficamente enlazado por algo muy simple: una línea. Una línea que compusiera absolutamente todas las láminas y me ayudara a ordenarlas en conjunto. Las láminas están pensadas para colocarlas una al lado de la otra y seguir la narración de mi trabajo a través de esta línea.

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Mi trabajo empieza a principios del siglo XX y continúa por los años hasta llegar al presente. Entre medias introduzco diferentes figuras características de València, las entremezclo y busco causar cierto impacto. Presento planos de la València de hace 40 años y del Cabanyal actual. Hasta llegar a los años en los que el barrio del Cabanyal resurgió y ello conllevó la caída de la antigua y célebre Casa de la Palmera. (hasta el trabajador de reprografía se paró a leerlo y nos explicó a los que estábamos allí imprimiendo, in extremis, que él estuvo involucrado en todo aquel conflicto). Y ya bien introducidos en materia quiero hacer ver que la reconstrucción de la Casa es la necesaria evolución del tiempo y del barrio, que necesita pasar página sin olvidar sus huellas, pero dando lugar de vida a nuevos entornos. Todo ello apoyado con textos que, bueno, son un poco allá. Pero bien, objetivo cumplido. Ahora sí, las plantas. La nueva casa, la nueva vida. Y por consiguiente, sus respectivas volumetrías, secciones, y demás planos de apoyo.

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Por cierto, que uno de los planos a los que más tiempo quise dedicar y del que he acabado tremendamente contento fue la sección fugada. He considerado que explicaba muy bien la espacialidad interior de la Casa y su composición. Además, que estaba enteramente a 2D y a escala 1.20, línea por línea. Algunos amigos me decían que por qué hacía eso, que era muchísimo trabajo. Sinceramente no lo sé, pero para ser la primera sección fugada que he hecho, estoy muy contento y me gustó mucho dibujarla. ¡Que no se pierda el ¿arte? de las plumillas o la valoración de línea!

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Ahora sí, dejó a continuación las láminas del proyecto final.

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Proyecto final

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A todo esto, si por alguna de aquellas me da por ordenar mi Google Drive y me cargo el enlace (cosa que no descarto), seguramente también podéis consultarlo aquí, que es donde suelo publicar todas estas cosas.

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